España, un paso adelante en la supervisión de la Inteligencia Artificial

En efecto, la Agencia Española de Inteligencia Artificial (AESIA) comenzará a funcionar en un plazo máximo de tres meses. A finales de agosto, el Consejo de Ministros aprobó el Estatuto de este organismo, que se adscribe al Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. España se convierte así en el primer país europeo en tener un órgano de estas características. Pero empiezan por el principio.
 

¿Qué es la inteligencia artificial?

La inteligencia artificial (IA) es un subcampo de la informática que busca crear sistemas capaces de realizar tareas que requieren inteligencia humana. Estas tareas pueden incluir, pero no se limitan a, la comprensión del lenguaje natural, la percepción visual, la toma de decisiones, la resolución de problemas y el aprendizaje a partir de datos o experiencias anteriores.
 
La IA se basa en diferentes técnicas y teorías, incluyendo los algoritmos de búsqueda, la lógica, el reconocimiento de patrones, el aprendizaje automático, las redes neuronales, la robótica, entre otros.
 

¿Qué es la inteligencia artificial generativa?

Y como todo avanza a toda velocidad, ahora ya disponemos de IA generativa. La inteligencia artificial generativa se refiere a sistemas de IA que pueden generar contenido nuevo que no ha sido previamente visto. En lugar de simplemente analizar datos y extraer información (como lo haría un sistema de IA «discriminativo»), los sistemas generativos pueden crear datos que parecen nuevos y originales.
Esto hace que los problemas que plantea la IA se multipliquen.
 

¿Por qué necesitamos regular la IA?

Las razones son múltiples. Podemos citar unas cuantas como conductas de ética dudosa que afecten a la privacidad de los individuos, razones de seguridad si la IA se utiliza para atacar sistemas de ciberseguridad, opacidad de los algoritmos que esconde como se toman las decisiones, sesgo en la toma de decisiones que afecte a la igualdad de las personas, responsabilidad en caso de decisiones erróneas tomadas por la IA, estimular la innovación hacia direcciones positivas para la sociedad, hacer aportaciones decisivas en el campo económico y laboral si la IA está bien orientada, proteger al consumidor o, por último, para coordinar nuestra regulación con la de otros países, a la manera, por ejemplo, como se ha hecho con la protección de datos en Europa.
La clave es encontrar un equilibrio entre proteger la sociedad y los derechos individuales sin frenar la innovación y el desarrollo tecnológico.
 

¿Qué paso ha dado España?

El Gobierno ha explicado que esta estrategia incluye diferentes planes estratégicos, entre ellos la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (ENIA) , que tiene como objetivo dar un marco de referencia para el desarrollo de una inteligencia artificial «inclusiva, sostenible y centrada en la ciudadanía».

 

La Estrategia forma parte del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) , que pretende situar a España como país puntero en inteligencia artificial (IA). La AESIA se adscribe al Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital mediante la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial.

Con la creación de esta agencia, España se convierte en el primer país europeo que tiene un órgano de estas características y se anticipa a la entrada en vigor del Reglamento europeo de inteligencia artificial.

 

La figura del DPD en la aplicación de la IA

El Delegado de Protección de Datos, profesional que revisa el cumplimiento de la normativa de privacidad a las empresas y organismos, es la figura idónea para supervisar la utilización de la IA. Como dice la AEPD, «el DPD, incluso en los casos que no sea obligatorio, puede ser de gran utilidad en aquellas entidades que emplean soluciones basadas en IA y que tratan datos personales, o que desarrollan soluciones de IA que hacen uso de datos personales para el entrenamiento de los modelos. A tenerlo presente.
 

Conclusiones

El mundo de la IA, tanto apasionante como lleno de peligros e incertidumbres, ha irrumpido con fuerza en nuestra sociedad. Y todavía sólo hemos visto el principio. Si somos capaces de hacerla nuestra, minimizando las desventajas y potenciando las ventajas para todos, no por unos cuantos, estoy convencido de que estamos ante lo que los americanos dicen un «game changer». Muy disruptivo, quizás, incluso, superando la eclosión de Internet. Veremos.
 
Mientras tanto, ¡cuidaos!

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