La Agencia Española de Protección de Datos sanciona a la compañía tecnológica pese a que ya contaba con un comité de tratamiento de datos en el momento en el que fue denunciada. Se trata de la primera multa a una empresa por este motivo en España.
Ricard Castellet
Pijama con cuello de camisa para videoconferencias
Está claro que el COVID19 ha dado la vuelta al mundo que conocíamos hasta ahora. Tanto el personal como el profesional. Y junto a los legítimos esfuerzos de las personas y las empresas para adaptarse invirtiendo en tecnología y recursos de todo tipo para frente a las carencias que se han puesto de manifiesto, han aparecido iniciativas variadas, desde las más ingeniosas a las más frikies. En este último apartado podemos incluir la noticia que da título a este post.
Se trata de una iniciativa japonesa que ha diseñado una pijama con cuello de camisa para poder hacer videoconferencias. Está claro que el teletrabajo ha llegado para quedarse. Y también parece que tenemos que aprender muchas cosas.
Esta semana he impartido mi primera clase virtual a un grupo de abogados. Cabe decir que ha sido toda una experiencia. El tema fue «Entorno digital en el ejercicio de la abogacía» y tratamos de hacer una aproximación a la transformación digital de los despachos repasando ideas, criterios, tendencias, el futuro y, como es natural, las principales herramientas de que disponemos para abordar con solvencia este proceso.
La experiencia me ha provocado varias reflexiones que comparto con vosotros. En primer lugar es necesario invertir en tecnología. Parece una obviedad pero debemos tener, como mínimo, un buen ordenador (y quizás un segundo), la mejor cámara que nos podamos permitir, un segundo monitor grande, una tablet y unos auriculares inalámbricos. La tablet es imprescindible por si queremos tomar notas, por ejemplo. No podemos hacer alarde de dominar las tecnologías y tomar notas en un papel.
Pero necesitamos más. Disponer de una buena iluminación, preferiblemente natural (prever los cambios de luz si la sesión es larga) o una artificial con suficiente potencia para que nos veamos bien. Y un fondo chroma para añadir un fondo virtual (solucionamos problemas de privacidad) y una buena silla para no terminar en dolor de espalda.
Y formación. No sólo en el uso de los dispositivos y las aplicaciones (que por cierto, deben estar licenciadas) sino también, y muy importante, en la comunicación con los demás participantes. Reglas de etiqueta, maneras de hacer, como expresarnos cuando tenemos limitaciones (no podemos gesticular, no podemos caminar como lo hacemos en una presentación física) y muchos otros detalles que sólo la práctica hará que llegan a dominar la técnica de la comunicación a distancia.
Y además, naturalmente, cumplir con la normativa de protección de datos.
Ah, y no olvides el pijama con cuello de camisa!
Cuidaos!
La AEPD alerta sobre el uso de sistemas de reconocimiento facial por parte de empresas de seguridad privada
Analiza, entre otros, la licitud de incorporar sistemas de reconocimiento facial en los servicios de videovigilancia proporcionados por empresas seguridad privada.
Tecnologia, Privacidad y Estado de Alarma
Leíamos días atrás que un alumno ha demandado a la Universidad de Córdoba para la videovigilancia en los exámenes online. El estudiante entiende que con este sistema «se viola el derecho a la intimidad del domicilio y que no hay base legal para hacerlo». El juzgado número 3 de la plaza del admitió a trámite y se han solicitado medidas cautelares.
Nos encontramos con un ejemplo clásico de conflicto entre Tecnología y Privacidad. Y no es el único estos días: el de la toma de temperatura es otro por cuestiones de privacidad de los usuarios.
Tenemos que empezar a asumir que las cosas no volverán a ser como antes. Es más, no deberíamos querer que fuera así. Debemos entender que, una vez superada la pandemia, la mayoría de cosas que hemos hecho y las tecnologías que hemos aplicado, las debemos continuar utilizándolas, más intensamente y mejoradas en la medida que podamos. Todo lo que se pueda hacer a distancia (teletrabajo, telemedicina, teleeducación, telejustícia, etc.), se debe hacer más y mejor. Esto redundará en una mejora de la productividad, del medio ambiente y de la conciliación laboral, entre otros. Un proceso en el que encontraremos inconvenientes de todo tipo (aunque durante la pandemia lo estamos haciendo todos bastante bien) que tenemos que ir superando para mirar adelante y no volver a prácticas inasumibles a estas alturas de siglo.
Y un inconveniente a resolver es la intrusividad de las tecnologías en cuanto a nuestra vida privada y en nuestros derechos como ciudadanos. El titular de la noticia es un claro ejemplo. La Universidad, por presión de dar una respuesta académica a la situación, seguramente no ha planteado adecuadamente la cuestión. Pero hay que aplaudir la valentía de querer implementar una solución tecnológica de eproctoring [i] a un problema al que hay que enfrentarnos por muchas razones que aquí no toca exponer pero que todos tenemos en la cabeza.
Por último, dos consideraciones jurídicas de la noticia. Sorprende, sin haber leído la demanda, que sea por violación de la intimidad de domicilio y no por protección de datos. Tenemos en cuenta que el alumno está advertido de antemano y que puede situar la cámara como le parezca más oportuno (incluso poner un fondo virtual), parece difícil que se viole la intimidad. Pero tiempo habrá para seguir el tema con calma.
El otro consideración se recordar que cualquier intromisión en la intimidad debe tener una regulación por Ley Orgánica porque afecta al derecho a la privacidad, regulado por el artículo 8.1 del Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH) y el artículo 18 de la Constitución Española (CE).
Como siempre, ¡cuidaos!
[i] El e-proctoring, es decir la supervisión tecnológica, es el ámbito de trabajo actual con respecto a los exámenes online. Un ejemplo de herramienta de este estilo es Smowl que registro al alumno, monitoriza su identidad constantemente, se analizan las imágenes con un reconocedor facial y, finalmente, se certifica que el alumno ha hecho por él mismo el examen. Incluso verifica la IP de acceso y si otros usuarios la están usando simultáneamente. La aplicación garantiza la privacidad con una estructura por capas, separando los datos de las imágenes. Entre sus clientes se encuentra La universidad Abierta de Cataluña (UOC).
¿Podemos ser sancionados si nuestra web no está adecuada?
Esta es una consulta recurrente. Y suele ir acompañada de expresiones como «si somos muy pequeños» o «quién quieres que nos denuncie» o «lo tengo pendiente pero no tengo tiempo» o «esto es por Google o Facebook» o similar.
Pues en este tema hay, como siempre, buenas y malas noticias. Vemos.
Empezaré con algunas declaraciones que, no por obvias, debemos dejar de insistir. La primera es que en un estado de derecho, las leyes son iguales para todos. En el ámbito empresarial y en cuanto a la protección de datos, el Reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento Europeo y la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre de Protección de Datos establecen sanciones en función de la gravedad de las conductas y no en función del tamaño de la empresa. Como es natural, una empresa pequeña puede tener una conducta impropia como Facebook y será sancionada igualmente. Eso sí, la empresa pequeña puede haber puesto en riesgo o comprometido un número pequeño de datos mientras que en el caso de Facebook pueden ser millones. Por lo tanto, la sanción será menor pero se sancionará, sin duda.
Y sí, te pueden sancionar por la página web y por diversos motivos como son que falte algún documento, que los documentos no cumplan con la normativa, que la política de cookies no sea correcta y una larga serie de casuísticas a las que debemos prestar atención.
Y se pueden sancionar todas las web, independientemente de la extensión que tenga. No sólo las .es que corresponden a España, sino el .cat, el .com y todos los dominios. El Reglamento aplica a cualquier tratamiento de datos de ciudadanos europeos, sin tener en cuenta el dominio y se puede sancionar a cualquier web del mundo que infrinja lo estipulado en la ley de protección de datos europeas.
Las sanciones se clasifican en muy graves, graves y leves. Entre las primeras podemos citar el no tener un procedimiento para el ejercicio de los derechos de los usuarios, tratamiento de datos de forma ilícita (falta de consentimiento, compra bases de datos, …), consentimientos recogidos incumpliendo la ley, usar los datos para finalidades diferentes de las explicadas al recoger el consentimiento o no facilitar el acceso a la autoridad de control del ejercicio de sus potestades de investigación, entre otros.
En cuanto a las graves están, a modo de ejemplo, el tratamiento de datos de menores sin el consentimiento adecuado, contratar un encargado sin garantías, no aplicar las medidas organizativas o técnicas adecuadas.
No nos extenderemos con las leves. Sólo recalcar la importancia de que nuestra web esté adecuada a la ley, no sólo para prevenir las sanciones sino para transmitir la percepción de que hacemos las cosas bien y que tenemos el máximo cuidado para los datos que por todas las otras cosas que fe a la empresa.
Ah, y recordar que la web es la parte externa y visible de la empresa. Y que hay que adecuar también la parte interna. Pero eso será en otro post.
17 aniversario de Linkedin en plena pandemia
Parece mentira como pasa el tiempo! Esta frase tan sufrida sirve para muchas situaciones en la vida, incluso para recordar que en 2003 LinkedIn no existía. Para el caso, tampoco existía Facebook. Y ahora mismo son redes social líderes con 690 y alrededor de 2.500 millones de usuarios respectivamente.
LinkedIn salió a Bolsa el año 2011 y 2016 fue comprada por Microsoft, que la incorporó a su ecosistema, por la astronómica cantidad de 30.000 millones de dólares. La red profesional por excelencia se consolidó definitivamente. Lejos quedan aquellos inicios de los ’90 con las BBS o los foros de Usenet o Compuserve. E incluso, Friendster, creada apenas 3 meses antes de que LinkedIn. Todas ellas ya hace mucho tiempo en el baúl de la historia. A veces conviene mirar atrás para saber de dónde venimos. Y, estar claro, mirar adelante para saber dónde vamos.
Cuando me preguntan cuál es la primera red social en la que me he de apuntar, la respuesta es siempre la misma: LinkedIn. Sin duda. Después te puedes apuntar a una o dos más (no muchos más para poder gestionarlas eficientemente y no ser un esclavo) según afinidades e intereses. Si estás en activo no te puedes permitir no estar en LinkedIn. Y cuando digo «estar» me refiero a tener una presencia (buena página -fotografía, currículo actualizado, definición de intereses clara, etc.-) activa (que quiere decir que los «likes» no venden). Quiere decir que debe reflejar tu imagen profesional de la mejor manera posible. Y que tienes que participar con artículos y comentarios que reflejen tu capacidad profesional. Si no es así, más vale que no hagas nada.
Y en tiempos de pandemia las redes sociales han incrementar notablemente su actividad de forma exponencial. Si estamos confinados, debemos fiarnos de las opciones virtuales para hacer negocios, contratar profesionales, ofrecer nuestros productos y servicios y ver los de la competencia y una serie de iniciativas que han pasado del mundo real al virtual.
Y cuando superemos la situación, las redes sociales se habrán vuelto imprescindibles. Como tantas otras iniciativas virtuales que hemos «descubierto» estos meses -teletrabajo, compras online, videoconferencias, almacenamiento en la nube, trabajar sin papel, etc.- y que han llegado para formar parte de nuestro ecosistema virtual de trabajo, profesional y personal.
Por lo tanto, debemos acostumbrarnos a tener presentes nuestras redes, especialmente profesionales. Se han convertido imprescindibles.
Y como siempre, ¡cuidaos!
Tendencias digitales post Covid-19
Como hemos dicho en otras ocasiones, hay un antes y un después del Covid-19. Y dejaremos atrás muchas cosas -formas de hacer, comportamientos, hábitos, etc.- y abrazaremos de nuevos -nuevas tecnologías, nuevos intereses, nuevas sensibilizaciones, etc.- Y entre estas nuevas tendencias, las digitales estarán en primera línea. Vamos a ver algunas que, en nuestra opinión, serán las protagonistas
La primera, el Teletrabajo. Para muchos de nosotros, se acabaron los días en que estábamos ligados a un puesto de trabajo física -empresa, despacho, fábrica, …-. Ahora hemos constatado que podemos trabajar desde casi cualquier lugar. Y, lo que es más importante, que todos hemos visto las enormes ventajas de hacerlo así. Tanto empresarios como trabajadores nos hemos dado cuenta de que podemos ahorrar en costes (infraestructuras, desplazamientos, dietas, etc.) y que podemos conjugar mejor la vida profesional y la vida personal. Necesitaremos aprender muchas cosas y cambiar muchas otras pero la prueba que hemos hecho ha sido de un éxito indiscutible.
La segunda, Papel cero. Podemos aprovechar San Juan para quemar las impresoras. Ya se ha acabado la hora de imprimir cualquier documento, de hacer copias sin fin y de toda la logística que el uso del papel conlleva (papel, tinta, impresoras, mensajeros y un largo etcétera). En el mundo que viene no tenemos tiempo ni recursos para seguir utilizando el papel para nada. Si no es en digital, no será.
La tercera, las Redes sociales. Ya las conocíamos, unos mejor que los demás. Pero en este tiempo de confinamiento las hemos apreciado en toda su dimensión, tanto para facilitarnos la vida profesional como la personal. Más allá de compartir memes y vídeos de gatos virales, millones de usuarios las han descubierto como una herramienta legítima para trabajar, comerciar, estudiar, estar en contacto con compañeros y familiares y una larga relación de posibilidades. Todavía nos queda mucho camino que recorre pero parece evidente que de ahora en adelante empresas y particulares harán un uso intensivo en sus relaciones.
La cuarta, la Ciberseguridad. Toda la enorme ventaja que nos proporciona la tecnología, tiene un reverso en forma de amenazas potenciales a nuestra privacidad, a nuestras cuentas y cualquier actividad que hacemos en Internet. Esto significa que debemos protegernos, como lo hacemos en el mundo físico, si queremos sobrevivir. Debemos formarnos mínimamente (como quien quiere conducir, debe aprender primero) e invertir en herramientas actualizadas (software actualizado, VPNs, antimalware, copias de seguridad, gestor de contraseñas, etc.). Sólo así podremos convertirnos en verdaderos ciudadanos digitales del siglo XXI.
En cualquier caso, ¡cuidaos!
Nota: La llegada del 5G, la nueva tecnología móvil, supondrá un salto cuántico en la forma en que nos relacionamos en el mundo digital.
El primer juicio telemático en España
Los abogados de las dos partes y la fiscalía han participado en el juicio desde sus casas.
El juzgado número 2 de Barbastro, que entiende de asuntos civiles y penales, celebró ayer el primer juicio completamente telemático, tras la aprobación del real decreto del estado de alarma, y que ha tratado sobre la modificación de las medidas de custodia de una menor en un divorcio.
Lée la noticia completa en Expansión.https://www.expansion.com/juridico/actualidad-tendencias/2020/05/07/5eb2fd2ae5fdea386c8b4580.html
Redes Sociales y Abogados en tiempos de pandemia
La abogacía en general ha llegado más tarde que otros sectores en las redes sociales. Primero porque siempre ha habido reticencias a hacer publicidad (había un tiempo que incluso la publicidad estaba prohibida). Más tarde porque parecía que era cosa de jóvenes y se consideraba un canal poco serio para comunicarse. Y, por último, la barrera tecnológica que hacía difícil (no sólo para los abogados pero especialmente para ellos) el acceso a estos medios.
Pero poco a poco, y aunque falta mucho, los abogados han ido abriendo camino y ahora, a pesar de no ser mayoritarios, ya hay muchos que tienen presencia en las redes sociales. No en todas, claro, pero sí en las principales como Linkedin, Twitter o Facebook. Y justo cuando empezábamos a explorar estos nuevos lugares de las redes nos encontramos, de repente, en medio de una pandemia que, actualmente, no sabemos ni cuándo ni cómo terminará.
Pero hay dos tendencias que parecen claras: la transformación digital ha llegado para quedarse y el teletrabajo aumentará su cuota de participación en el mercado de trabajo. El coronavirus ha impulsado decididamente las dos iniciativas de una manera que hasta hace dos meses era impensable.
Y ahora qué? Y si la pandemia, esperamos que no, dura dos años? Y si, cuando pase, las reglas del juego han cambiado? Pues que las redes sociales (y las tecnologías de la información y la comunicación en general) tendrán un extraordinario reconocimiento en sectores como la abogacía, hasta ahora dubitativos y reticentes. No hay otra. Como sino conseguirán clientes los abogados si está todo el mundo confinado? El tiempo de confiar en la placa de la puerta para que entre un cliente han pasado definitivamente.
Y ahora toca hacer una formación intensiva en redes. Para que las comunicaciones se dirigirán a resolver los problemas que surgen en el día a día (lo hemos visto con los temas laborales o los problemas de seguridad de las aplicaciones de videoconferencia como Zoom) y son relevantes para nuestra audiencia. En caso contrario, no tendrán y no ayudarán a posicionar el despacho.
Por último, algunos consejos para comunicarse en las redes en los tiempos que corren.
- Proporcionar contenido valioso. Si no tenemos nada interesante que decir, más vale callar.
- Monitorizar las informaciones de interés, por ejemplo conversaciones, en las que podemos participar dando nuestra opinión.
- Aprovechar estas semanas para establecer relaciones (todos estamos más receptivos) con compañeros y colegas.
- Revisar lo que hemos escrito recientemente (por ejemplo, durante este año).
- Valorar darse de alta en una nueva red social (valorando la idoneidad, estimando el esfuerzo y el retorno).
Y, como siempre, muchos ánimos!