Regulación y autorregulación publicitaria en el entorno digital

REGULACIÓ I AUTOREGULACIÓ PUBLICITÀRIA

¿Cuál es el mayor problema que puede encontrar la regulación y autorregulación publicitaria en el entorno digital donde pueden surgir nuevas prácticas y muchas veces no se reconocen claramente las acciones comunicativas publicitarias?

Esta es la pregunta que muy oportunamente formulaba Silvia Martínez, Directora del Máster Universitario Social Media: Gestión y Estrategia, días atrás con motivo de una entrevista para los alumnos de Grado de Comunicación de la UOC.

No insistiremos en el grado extremo de disrupción que las nuevas tecnologías están suponiendo para cualquier actividad de las que llevan a cabo. De una u otra manera, todos nuestros comportamientos se ven afectados, y cada día más y de forma más profunda. En un próximo post hablaremos de «la caja de Skinner» y su teoría psicológica aplicada a la publicidad y la afectación a nuestra privacidad. Hoy, sin embargo, nos centramos en responder a la pregunta de cabecera.

Es evidente que en el entorno digital surgen nuevas prácticas que muchas veces están a tope de una acción comunicativa. Esto está pasando en los últimos tiempos con los «influencers» en las redes sociales. No es fácil distinguir entre una recomendación privada y la recomendación profesional de un «influencias», pagada por una marca.

De hecho, la semana pasada, conocíamos que el Ministerio de Sanidad está analizando la fórmula para proceder y trabajar conjuntamente con Google frente a los contenidos difundidos en YouTube en el que «terceras» personas diferentes a los laboratorios, como determinadas ‘influencers’, promocionan fármacos, sujetos o no a prescripción. Recordemos que la publicidad de medicamentos que requieren prescripción médica está prohibida por cualquier medio.

Incluso y raíz de las denuncias del Consejo General de Colegios Oficiales Farmacéuticos, se ha presentado en el Congreso una proposición no de ley para instar al Gobierno a abordar esta problemática en colaboración con las redes sociales y las plataformas digitales.

No es éste ni el único ni el último sector afectado por estos nueve comportamientos. Últimamente asistimos, por ejemplo, a la polémica sobre la regulación de la publicidad en el sector del juego «online» que afecta a sectores muy vulnerables como son los jóvenes. Una publicidad muy agresiva y prácticamente omnipresente hace imprescindible aprobar normativa que supere los códigos de conducta del sector.

Dos ideas para acabar. Una, es evidente que las nuevas tecnologías están cambiando las reglas del juego en el mercado de la publicidad y las plataformas digitales son un ejemplo. Y dos, que hay una regulación legal y códigos de conducta que no podemos obviar a la hora de plantear una campaña publicitaria del tipo que sea, por mucho que Internet tenga reglas diferentes: las reglas están y deben cumplirse. Y recordemos que este cumplimiento va en beneficio de todos.

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