La inteligencia artificial llegó para quedarse, pero su adopción descontrolada puede convertirse en el mayor riesgo legal y reputacional de tu organización. La conocida como Shadow AI —el uso no autorizado de herramientas de inteligencia artificial por parte de empleados sin supervisión del departamento de TI o compliance— está exponiendo a miles de empresas a sanciones millonarias, filtraciones de datos confidenciales y graves incumplimientos normativos.
Los datos son alarmantes: una reciente investigación de Microsoft revela que el 71% de los empleados en Reino Unido han utilizado herramientas de IA no aprobadas en el trabajo, y el 51% continúa haciéndolo semanalmente. En España, el 67% de las organizaciones se sienten incapaces de detectar implementaciones de IA no controladas, y más del 80% de las compañías españolas han sufrido incidentes de seguridad relacionados con la IA. El problema no es menor: uno de cada cinco incidentes de Shadow AI implica datos sensibles, y solo el 32% de los trabajadores expresan preocupación por la privacidad de los datos corporativos o de clientes introducidos en herramientas de IA de consumo.
El verdadero riesgo: vulnerabilidades legales y operativas
Cuando un empleado introduce datos corporativos, información de clientes o estrategias empresariales en herramientas públicas como ChatGPT, Claude o Gemini sin autorización, genera múltiples vulnerabilidades simultáneas. Los trabajadores recurren a estas herramientas para redactar comunicaciones laborales (49%), elaborar informes y presentaciones (40%) e incluso realizar tareas financieras (22%), pero con una preocupante falta de conciencia sobre los riesgos: solo el 29% se preocupa por la seguridad de los sistemas de TI de su organización.
La fuga de información confidencial es inmediata: herramientas de IA generativa almacenan y reutilizan la información introducida en sus prompts. Nombres de clientes, información de proyectos estratégicos y código fuente propietario son filtrados sin control. Simultáneamente, se incumplen obligaciones del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), que exige consentimiento explícito, minimización de datos y transparencia en el tratamiento de información personal. Las multas pueden alcanzar 20 millones de euros o el 4% de la facturación global.
El Reglamento de Inteligencia Artificial (AI Act), cuyas primeras obligaciones entraron en vigor el 2 de agosto de 2025, establece sanciones aún más severas: hasta 35 millones de euros o el 7% del volumen de negocio global. Las organizaciones deben garantizar trazabilidad, transparencia y supervisión humana en los sistemas de IA, algo imposible cuando se utilizan herramientas no autorizadas.
Medidas esenciales para empresas
Prohibir el uso de IA no es viable: el 41% de los empleados utiliza estas herramientas porque están acostumbrados a ellas en su vida personal, y el 28% porque su empresa no proporciona una alternativa aprobada. La estrategia correcta pasa por gestionar la Shadow AI mediante un marco de gobernanza claro, transparente y auditable.
Realizar una auditoría interna de IA: Identificar todas las herramientas de IA utilizadas en la organización, tanto autorizadas como no controladas.
Implementar una Política de Uso Responsable de IA: Documento que establezca reglas, principios y procedimientos sobre usos permitidos, procedimientos de aprobación, obligaciones de confidencialidad y medidas de seguridad.
Establecer controles técnicos de prevención: Soluciones de Prevención de Pérdida de Datos (DLP) para examinar información sensible enviada a plataformas de IA.
Formar y concienciar a la plantilla: El 87% de los empleados no comprende los riesgos reales del uso inadecuado de IA. La formación debe ser específica por perfil profesional.
Designar responsables de gobernanza: Crear un Comité de IA con representación de áreas clave que supervise implementación, evalúe nuevas herramientas y gestione incidentes.
Conclusión
En un contexto normativo cada vez más exigente, con el RGPD plenamente consolidado, el AI Act en fase de implementación y la AEPD ejerciendo competencias sancionadoras, las organizaciones no pueden permitirse ignorar la Shadow AI.
Como advierte Darren Hardman, CEO de Microsoft UK & Ireland: «Solo la IA de nivel empresarial ofrece la funcionalidad que los empleados desean, envuelta en la privacidad y seguridad que toda organización exige».
La clave está en gobernar: establecer marcos claros, formar equipos e implementar controles técnicos. Solo así la innovación se convierte en ventaja competitiva sostenible y responsable.
Como siempre, ¡cuidad los datos y cuidaos!


