La Inspección de Trabajo ha estrenado su Plan Estratégico 2025-2027 y trae una novedad que no deja indiferente: la inteligencia artificial se convierte en protagonista del mundo laboral. Y lo hace por partida doble: será tanto objeto de control en las empresas como herramienta de control en manos de la propia Inspección.
IA como objeto de control
Si tu empresa utiliza algoritmos para contratar, organizar turnos o tomar decisiones sobre la plantilla, es momento de revisar esos procesos. La Inspección anuncia que vigilará muy de cerca estas prácticas para evitar sesgos y discriminaciones.
La idea es simple: la tecnología no puede servir para limitar la igualdad de oportunidades. De hecho, el plan incluso apunta a que se podría adaptar el régimen sancionador para responder a posibles abusos en este terreno.
El mensaje a los empleadores es claro: toca ser transparentes y responsables con los sistemas de IA que afectan a las personas.
IA como herramienta de control
La Inspección no se queda atrás. El Plan prevé una profunda modernización tecnológica del organismo:
- Creación de unidades de tratamiento masivo de datos en cada Comunidad Autónoma, capaces de manejar grandes volúmenes de información y detectar patrones de fraude.
- Desarrollo de nuevas reglas algorítmicas integradas en la Herramienta de Lucha contra el Fraude.
- Puesta en marcha de un laboratorio de informática forense, especializado en obtener evidencias digitales de los sistemas empresariales.
- Implantación de proyectos piloto de IA para planificar expedientes, automatizar procesos y mejorar la eficiencia interna.
Todo ello con un objetivo: anticiparse al fraude, ganar eficacia y reforzar la transparencia en la actuación inspectora.
Un cambio de paradigma
La digitalización y la revolución tecnológica son ya parte inseparable del mundo laboral. El Plan Estratégico sitúa a la Inspección como árbitro y jugador a la vez: controla cómo las empresas aplican la IA, mientras aprovecha esa misma tecnología para optimizar su propia labor.
Para las empresas, el mensaje es doble. Por un lado, deben garantizar que los sistemas de IA que impactan en la plantilla respeten los derechos fundamentales. Por otro, deben estar preparadas para un control cada vez más sofisticado, en el que la huella digital y los datos ocupan un lugar central.
La conclusión es evidente: la IA ya no es un futurible en las relaciones laborales, sino un presente regulado y fiscalizado. Y entre 2025 y 2027, será uno de los ejes prioritarios de actuación de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social.
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